jueves, 7 de julio de 2016

Isabel Salas: 'Navaja de llavero'

Isabel Salas acaba de publicar 'Navaja de llavero', segundo libro de su colección 'El canario y la máquina de coser' que ya os presentábamos en este blog  el 16 de junio. De nuevo repite portada con la maravillosa artista vallisoletana Nuria Velasco. El talento se atrae. 

Para los que ya conocéis a la escritora malagueña y aún no habéis leído Navaja: sube la intensidad, mejora extraordinariamente. Para los que aún no habéis leído nada suyo... Puedo deciros: es distinto, fresco, brillante, emotivo, apasionante, triste, alegre... Pero seguiría sin aproximarme, ni por asomo, a la belleza de sus pensapoemas, historias, relatos, textos... O como quieran definirse. Sólo su lectura os acercará a su literatura. 

Podéis comenzar con este pasaje literal del relato que da nombre al segundo libro de la colección 'Navaja de llavero':


"Mirar un cielo lleno de cometas es como mirarte. Mi corazón se ensancha con una sonrisa lavada por las lágrimas que inevitablemente se salen de mis ojos, pues todavía no consigo pensar en ti sin llorar ni asimilar tu muerte. Decir tu nombre en alto también está descartado por ahora, pero estoy trabajando en eso. Y en el labio de abajo, que se pone a temblar si quiero contar algo que me pasó contigo o que hicimos juntos. En realidad todos los cielos me recuerdan aquel cielo de otoño en Fuengirola, que es el recuerdo perfecto para sentir lo mucho que te quiero y las ganas de hablar contigo que no se me quitan. De contarte mis cosas. De escuchar tus secretos. No se me quitan ni un poquito si quieres que te diga la verdad, aunque sé que esta vez te gustaría que te dijera una mentira para no ver como sufro. Así como las cuerdas tiran de las cometas y las van orientando para que se levanten cada vez más arriba, el cielo tira de mi cuello y mi cabeza se levanta elevando mi mirada que busca tu avión. Aquel día me dijiste como tantas veces, ven vamos a hacer una cosa, y como siempre, aquello podía significar dos horas o tres días haciendo cosas contigo. Un paseo para comer chanquetes o un viaje a Sevilla para probar el Mini recién arreglado, pasar en casa de alguien a buscar unos discos o irnos a robar higos hasta llenarnos la barriga de frutas ilegales y la boca de risas. Salir contigo a hacer algo era salir a vivir unas horas de cosas buenas hasta que tú dijeras que era la hora de volver, y la hora era siempre la misma. La hora de parar. Una hora que tú decidías según la Ley de Eric. Lo hacemos hasta que duela y después paramos. Hasta que duela o ya no se pueda. Así me decías. Lo hacemos hasta que aguantemos. Hasta que duela la barriga de reír o de comer. Hasta que duelan los ojos del humo de la discoteca. Las piernas de bailar. Los pies de andar. Hasta que esté oscuro y ya no se vea. Hasta que nos pillen o Dios nos fulmine con su rayo. Hasta que se pueda"

2 comentarios:

  1. Precioso texto que sugiere infinidad de emociones compartidas. El ritmo fluido y sencillo hace que todo sea más hermoso aún. Te deseo y lo mereces un gran éxito.

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