Una madre paranoica que intentó clavarle un cuchillo con once años, un compañero de fatigas con un montón de manías de clandestinidad y un asesinato, son algunos de los ingredientes de 'Punto ciego', una novela del que algunos han venido a llamar el 'Bukowski argentino': Kike Ferrari, y que escribió con su amigo Juan Mattio. Aquí tenéis un fragmento:
"Me persiguen, Darío. Me vigilan todo el tiempo.
Puedo escuchar el estribillo de la enfermedad en mi cabeza. Suena el teléfono. Es el hospital. La voz de una mujer me dice que el doctor quiere verme. Es por su madre, dice. Lo espera a la tarde. Sonrío resignado. Hace demasiados meses que evito ese encuentro. Ya no puedo pensar una nueva excusa.
El 504 recorre kilómetros de nada: asfalto, comercios, ruido.
El 504 recorre kilómetros de nada: asfalto, comercios, ruido.
Me anuncio en mesa de entradas. Una recepcionista me acompaña por los pasillos blancos y silenciosos del edificio central. Parece un lugar pacífico y amable. Y lo es. Acá funcionan los consultorios, acá no viven los enfermos. La locura es apenas una visita, un síntoma, una parte del trabajo de alguien".
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